Page 40 - Panorama Audiovisual Iberoamericano 2024
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que una obra sobre las exploraciones del siglo XIX en Egipto, en este último caso es preciso invertir
en recrear espacios, vehículos, vestuario, edificios, etc.
La materialización, es uno de los grandes retos, pues implica entender dos lenguajes muy distintos;
la palabra y la imagen, y tener la capacidad de traducir del uno al otro. La obra escrita se nutre de
la imaginación del lector para dejarle percibir emociones, hechos y pensamientos, mientras que en
el audiovisual hay que lograr que el espectador perciba todos los elementos de la historia a través
de la vista y el oído. Es aquí en donde el guionista y el director tendrán que buscar la forma de
materializar cómo se ve el amor o la melancolía, cómo se escucha la angustia y cómo se ve la alegría.
No toda historia es susceptible de ser contada y de ser adaptada; así como no todo lo que ocurre
es parte de una historia. Hay historia cuando ocurre algo. Nadie quiere ver la película sobre el doctor
Jones dando clases en la universidad o acerca de Luke Skywalker levantado la cosecha en la granja
de vapor de sus tíos; lo que nos interesa es la historia del arca perdida y la redención de Darth Vader.
Idealmente, la obra audiovisual requiere de una historia tejida, ordenada y con ciertos elementos
fundamentales: personajes entrañables que generen en el espectador el deseo de acompañarlos
hasta el fin; tener un principio un clímax y un fin, definir claramente qué motiva el arranque de la
historia, ubicar un momento crítico, y tener clara una resolución o al menos un guiño de la misma.
En resumen, hay que tener claro que podemos transitar exitosamente del mundo emotivo y abstracto
de la literatura al mundo material y sensible del audiovisual.
Regla de oro: cuidar siempre la integridad de la obra
Esto quiere decir que la historia, su identidad de argumento y género, se deben mantener en el
proceso de adaptación, respetar personajes y ejes narrativos. Si bien en estos procesos siempre tendremos
que seleccionar los elementos fundamentales de la obra literaria (de lo contrario quedarían películas de
diez horas), lo más importante es que logremos reconocer el alma del libro en el resultado audiovisual.
Base legal de este proceso: El derecho de transformación
El derecho de autor tiene dos ramas fundamentales: los derechos morales, que son aquellos
vinculados directamente con la persona que ha creado la obra, y por tanto son intransferibles,
irrenunciables y perpetuos; estos derechos se conforman por el reconocimiento al crédito del autor, la
facultad de dar a conocer su obra y el respeto a la integridad de la obra, esto último quiere decir, por
ejemplo, que solamente la persona que ha escrito un libro puede modificar la historia o los personajes.
En el proceso de adaptación, siempre debemos tener en cuenta los derechos morales como una
obligación de cuidado y respeto. La segunda rama es la de los derechos patrimoniales, que consisten
en todas aquellas actividades o usos que se le pueden dar a una obra; dentro de estas facultades está
el denominado “derecho de transformación”, que consiste en cambiar la forma en que una obra está
plasmada. Un ejemplo tradicional es la traducción de un idioma a otro, y por supuesto la adaptación
a un lenguaje audiovisual.
Este derecho patrimonial tiene la característica de poder ser transferido a través de un contrato,
por lo tanto, los productores audiovisuales siempre deberán formalizar, por escrito, una transmisión o
cesión del derecho de adaptación para tener un respaldo legal de esta actividad y poder comercializar
libremente el resultado de la adaptación.
Pasos básicos para la contratación
Titularidad. Cuando seleccionamos una obra literaria que consideramos apta para su adaptación
audiovisual, el primer paso es encontrar al titular de los derechos, que naturalmente es el autor,