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para la adquisición y pago de las entradas a las salas. El éxito de la exhibición cinematográfica
multipantalla se refleja en el anuario estadístico de cine europeo de 2006. En esta fecha el 85% de los
establecimientos en España tenían más de cuatro pantallas y el 58% más de ocho.
El impacto de la pandemia mundial en el consumo de ocio cultural fuera del hogar constituye
el punto de partida para poner en valor la exhibición cinematográfica en España en los últimos 40
años. Por tanto, este capítulo queda encuadrado entre el inicio del Estado de las Autonomías (1980) y
el año previo al Estado de Alarma (2019). En ese intervalo temporal, aparte de disfrutar del cine en
la gran pantalla, se han producido hechos sociales y económicos que han condicionado la forma de
consumir el séptimo arte en España, tanto en cuanto a los contenidos ofrecidos por los exhibidores
como en cuanto al equipamiento de los recintos destinados a tal fin.
La exhibición cinematográfica es un evento cultural y de ocio que se disfruta de forma masiva y
que ha sido la base sobre la que se ha asentado el consumo de otros elementos de ocio. Un ejemplo
de ello es que en 2019 se vendieron más de 100 millones de entradas en los cines de nuestro país.
Dicha cifra está muy por encima de los rendimientos de cualquier otro evento cultural o deportivo
que re realice fuera del hogar, puesto que la asistencia a conciertos y festivales en dicho año reunió
a más de 28 millones de espectadores, los museos españoles recibieron la visita de 20 millones de
personas y los estadios de los clubes de fútbol de LaLiga aglutinaron a casi 15 millones de aficionados.
Y por todo ello, no es extraño que hablemos en todo momento de la industria cinematográfica.
El motivo por el que se pone como punto de partida los años ochenta, es que en la década de los
años setenta la asistencia al cine prácticamente era una actividad de obligado cumplimiento para
todos los españoles, ya que entre 1970 y 1979 se vendieron un total 2.600 millones de entradas, es
decir, una media de 260 millones por año. Incluso, si retrocedemos algunos años, según el anuario
de SGAE, en 1968 se vendieron 376 millones de entradas y en 1969 más de 364 millones, lo que
suponen una frecuencia de asistencia de unas once películas por persona y año. Estos datos están
en contraposición con lo que sucedió en 2020 y 2021, años en los que ir al cine fue poco menos que
una actividad de riesgo por los motivos de sobra conocidos y cuya asistencia a las salas cayó hasta
los 28 y 43 millones de espectadores, respectivamente.
El cuadro 4.1 refleja la capacidad exhibidora, la oferta de producciones en el mercado y la
asistencia de espectadores a los cines de España. La década de los dos mil fue la más exitosa de
las cuatro incluidas en el estudio, en cuanto a capacidad (4.127 pantallas) y espectadores (128,8
millones de entradas) y la de los ochenta fue en la que más oferta de estrenos se lanzaron al mercado
(4.171 estrenos). Los datos promedio de las cuatro décadas ponen de manifiesto que, a lo largo de
este periodo funcionaron en España un promedio anual de 3.300 salas de cine, se exhibieron 2.382
estrenos y se vendieron en las taquillas más de 111 millones de entradas en cada año.
Cuadro 4.1
Datos promedio de los principales indicadores cinematográficos
en cada década. España: 1980-2019
Década Pantallas Estrenos Espectadores
80s 3.100 4.171 118.715.395
90s 2.239 1.803 101.030.188
00s 4.127 1.788 128.835.802
10s 3.766 1.765 96.233.036
Promedio 3.308 2.382 111.203.605
Si tomamos en consideración algunos puntos de control quinquenales empezando por 1975 y
terminando en 2019 y empezamos analizando como ha sido la evolución del número de pantallas
y de los estrenos exhibidos, nos encontramos con que entre 1975 y 1980 el número de salas de cine