Page 325 - Panorama Audiovisual Iberoamericano 2019
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¿SE VE LA TELE (DE SIEMPRE) O NO SE VE?


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                                                                 Presidente Ejecutivo de Barlovento Comunicación


























                Para contestar con precisión y detalle a la pregunta que encabeza este artículo que muy gentilmente
            requiere y anima EGEDA, nada mejor que apoyarnos en la cronología histórica para ofrecer un balance
            fidedigno y rotundo de cómo ha cambiado el consumo de televisión y el comportamiento de los espectadores
            en sus  análisis cualitativos  como cuantitativos,  de acuerdo  siempre con  datos  avalados y garantes  de  la
            industria televisiva de nuestro país.

                Así, siempre de acuerdo a los índices de audiencia que todo el mercado ha dado como válidos y emanados
            del medidor oficial de audimetría, en el año 1992 el consumo promedio de los espectadores españoles ante la
            televisión registraba un total de 192 minutos por persona y día, siempre ponderado por un año completo. Es
            decir, para que nos pongamos en contexto en el año Olímpico de Barcelona 92, los españoles dedicamos a la
            “caja lista“ tres horas y doce minutos de promedio diario y mantenido durante los 365 días del mencionado año.

                Y es obligado mencionar si nos referimos a cómo era la situación de los medios de comunicación y muy
            especialmente los medios audiovisuales en España en ese contexto histórico, que la realidad entre cadenas
            era muchísimo más, pero muchísimo más sencilla en el entorno competitivo que en la actualidad, ya casi
            inmersos en los primeros veinte años del siglo XXI.


                En 1992 la competencia televisiva, siendo ya importante, no llegaba ni por asomo al actual conglomerado
            de cadenas en competencia, tanto en la denominada televisión en abierto como en la televisión de pago,
            y por supuesto sin contar la plétora de dispositivos, pantallas y herramientas que posibilitan el visionado
            audiovisual, pues mencionar el visionado propiamente televisivo se queda muy corto para la actual y
            extraordinaria competencia que disfrutamos (¿padecemos?) en 2019.
                Se debe hablar ya no de consumo televisivo, sino de consumo audiovisual.


                Debe tenerse en cuenta que cuando se expresa el consumo promedio por espectador y día, en ese resultante
            están comprendidas las personas que ven televisión y aquéllos otros que no ven ni un solo minuto. Por tanto,
            los 192 minutos de promedio de 1992 están ofreciendo una media de los que “ven“ y siempre teniendo en
            cuenta a los que “no ven“ televisión.  No es necesario insistir demasiado para que todos estemos de acuerdo
            en que hace casi treinta años, los operadores de televisión eran muy pocos en un ecosistema televisivo que
            descubría la oferta privada, junto a la todopoderosa televisión pública.
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