Page 330 - Panorama Audiovisual Iberoamericano 2019
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Como se puede analizar por los datos que se acompañan, el consumo ordinario de televisión se
debe, tanto de los minutos (y horas, para mayor precisión) como el visionado en cadenas nacionales
y autonómicas, como aquel otro que se visiona a través de los distribuidores de la señal en pago.
Y conviene matizar que la televisión con distribución en pago -que representa 1 de cada 4
minutos vistos cada día- es hasta la fecha un hecho muy relevante, si bien también indicar que de
todos los minutos vistos en España a través de redes de distribución de la señal en pago, casi dos
terceras partes de dicho visionado se registran en las televisiones que emiten programación en
abierto, las de toda la vida.
No son ni pre-juicios ni su-posiciones, sino análisis sociológicos de la industria televisiva-
audiovisual fundamentados en los índices de las compañías que controlan y miden el
comportamiento televisivo de 45 millones de españoles.
Y un apunte final, para potenciar lo dicho con antelación, si el visionado de televisión es en
redondeo de cuatro horas, según Kantar Media; si la radio promedia, según las investigaciones
del EGM, dos horas de escucha entre la programación convencional y musical; a todo ello debe
añadirse la medición on line que realiza la multinacional Comscore.
Y en este caso, Comscore el medidor oficial on line, según datos que emanan de su investigación
social mensual correspondiente al mes de abril 2019, el total de internautas alcanza un total que
roza los 32 millones de consumidores de internet, con un tiempo promedio de casi tres horas, con
174 minutos por internauta y día en dicho mes.
Dicho de otro modo: cuatro horas de tele, dos de radio y tres de internet nos suman, sin contar
otros soportes o redes sociales…. Un total de 9 horas…
Puede alguna persona sensata dudar de que estamos en el siglo audiovisual, ya inmersos en una
sociedad digital, y que la televisión, en su conjunto más amplio y abierto, es el lenguaje dominante
y que el video es la sangre del ecosistema audiovisual.
Y de momento en España, como también sucede en un mercado tan maduro y competitivo
como el estadounidense, la televisión de toda la vida -guste o no-, y siempre atendiendo a lo que
nos garantizan las mediciones de la audiencia, goza de una malísima salud de hierro.