Page 334 - Panorama Audiovisual Iberoamericano 2022
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334 PANORAMA AUDIOVISUAL IBEROAMERICANO 2022
ENTREVISTA A NICOLÁS SCHONFELD – DIRECTOR DE RED EN TAL - TELEVISIÓN DE
AMÉRICA LATINA
Diana Díaz
D.D.: ¿Cuál es el lugar del documental en la televisión pública latinoamericana?
N.S.: TAL tiene veinte años de existencia, acompañando el desarrollo de la televisión pública
desde una organización creada y dirigida históricamente por documentalistas, que visibilizaron a
la unión del documental con la televisión pública como herramienta vital para construir un diálogo
cultural al interior de América Latina. El Banco de Documentales de América Latina, desarrollado
durante los primeros años de TAL, es un espacio de memoria audiovisual sobre la región, desde
principios de siglo, a través del documental; el documental como base de la memoria.
Desde ese punto de partida TAL fue testigo (y a la vez parte) de este movimiento tan fuerte que
fue el documentalismo a comienzos de este siglo. El documental como lenguaje, como movimiento
y como herramienta clave para las políticas audiovisuales de comunicación que, además, tuvieron
cierta apertura al diálogo latinoamericano.
Para las nuevas televisoras públicas del continente, el documental fue una herramienta que
estructuró las parrillas de programación y sus lógicas de producción, así como también fue un
espacio que garantizó la eficacia en el tratamiento de los contenidos y como vehículo de rostros,
sabores, colores, realidades.
En TAL distribuimos el contenido documental a través de los paquetes de programación que se
distribuyen a los canales públicos que hacen parte de la red cada año. En los últimos tres años TAL
ha distribuido alrededor de 800 horas de todo el continente. El 70% de este contenido es de tipo
documental. Mientras que las nueve coproducciones que hemos liderado junto a cuarenta y siete
canales públicos en doce países en los últimos tres años son documentales.
D.D.: ¿Qué análisis haces al respecto?
N.S.: En esta relación de ida y vuelta el documental ocupó el espacio, transformó y hegemonizó
como código a las nacientes o renovadas televisoras públicas de la región, pero a la vez encontró aquí,
en este espacio de la tv pública, las condiciones para su propia transformación. Y el documental,
dentro de la televisión pública latinoamericana, explotó en múltiples formas nuevas.
La televisión pública también se convirtió en espacio de experimentación, creación y renovación
del lenguaje del clásico documental, dentro del código y las condiciones de producción y de
reconocimiento de la televisión. Desde fin de siglo pasado hasta hoy, el constante y progresivo
abaratamiento y por ende la democratización del acceso a las tecnologías y específicamente a las
herramientas de producción de audio y video (y luego también transmisión con la llegada de
los smartphones) nos tiene a todos produciendo material documental. El lenguaje documental
se volvió también un soporte de diálogos, conversaciones e intercambios privados, familiares y
amistosos. Lo que la tv pública comienza a ver con modos de vincularse a este nuevo panomora,
donde tantas nuevas herramientas de producción, transmisión y circulación están en manos de lo
que tradicionalmente se ha conocido como la “audiencia”.
D.D.: ¿Cuáles son sus objetivos? ¿Qué tendencias identificas?
N.S.: En estas dos décadas de hegemonía el documental en la televisión pública ha transitado
por grandes momentos y también por algunas carencias frecuentes. La tendencia, de todos modos,
es a la transformación constante en un lenguaje que se estira y se mezcla con otros lenguajes.
Lenguaje documental hoy significa democracia audiovisual.
D.D.: ¿Qué carencias percibes?
N.S.: La mayor carencia desde mi punto de vista o, en todo caso, el mayor peligro es el de cierto
estancamiento en el lenguaje y una búsqueda que, a veces, es más del autor o de la instancia de
producción que de la audiencia. A veces, la idea de calidad que prevalece en el mundo documental