Page 393 - Panorama Audiovisual Iberoamericano 2023
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ARTÍCULO 6

                                                               Cortometraje iberoamericano,

                                                                              cada minuto cuenta



                                                                                      Jaime E. Manrique
                                                  Creador y director de la Plataforma BOGOSHORTS



















                El camino más habitual al momento de intentar hablar del cortometraje para la mayoría de
            los diferentes agentes de la industria cinematográfica mundial, pero en especial para aquellos
            pertenecientes a los países con cinematografías emergentes o en proceso de consolidación como
            las nuestras, es sumergirse con un centímetro de profundidad en un vasto océano de lugares
            comunes.

                Perogrulladas de este tipo, con múltiples variaciones verbales, son el pan de cada día: Es necesario
            para la formación de nuestros cineastas; los grandes directores comenzaron allí, por ejemplo los
            cortos de tal o cual son muy buenos; no solamente es un camino para llegar al largo es un fin en sí
            mismo; su recuperación económica es muy compleja, sin embargo es fundamental para el desarrollo
            de nuestra cinematografía; los festivales de cine son muy importantes en el proceso de su circulación;
            etc. El asunto es que cada una de estas elocuentes sentencias encierra verdades fundamentales,
            pero que dichas a la ligera amplían la distancia entre el valor real del corto para nuestro cine y la
            conciencia existente en el sector.
                Podríamos seguir llenándonos de frases hechas, a veces con matices más creativos y la mayoría del
            tiempo carentes de contundencia, en una enumeración amplia de expresiones de cajón casi siempre
            vacías que poco dicen sobre el potencial y los retos que implica todo el universo del cortometraje.
            Esta actitud paternalista donde nadie nunca se atreve a restarle importancia, mientras al tiempo
            evidencia que en tanto solo repite estructuras de pensamiento políticamente correctas sobre un
            universo que desconoce, la mayoría de veces demuestra que poco le importa.

                Pues acaso ¿Quién en la industria audiovisual se atrevería a hablar mal del cortometraje? si de una
            u otra forma tuvieron que pasar por allí. Eventualmente lo recuerdan con cariño y ternura, afirman
            que fue fundamental en sus carreras y los hay quienes quizá por haber enfrentado condiciones más
            adversas, lo ven a lo lejos como una etapa que no quisieran repetir, pero eso sí nunca hablan mal de él.
                En el mejor de los casos los profesionales de nuestro cine dicen “realmente no trabajamos mucho
            con cortometrajes, casi no tenemos experiencia en ellos, no sabemos cómo funciona el negocio”. Y si hacen
            parte de las instituciones gubernamentales o las autoridades cinematográficas de cada país, mucho
            más si son cargos de decisión, de inmediato les fluye en su discurso un “tenemos importantes líneas de
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