Page 261 - Panorama Audiovisual Iberoamericano 2023
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EL DÍA DE LA BALLENA 261
esta escena, que la preparación en set dura poco. Es seguramente la escena más dramática de la
película y es hora de rodar.
Regreso a ver y noto que la ballena ha tomado otra dimensión; su piel derrocha mar y hay
vida en su piel. Alisarine se ve concentrada pero aliviada y Rodolfo suda emoción, toma fotos del
animal y de la situación. El fotógrafo tiene la acción en la mirada, su ansiedad natural es para mí un
energizante que nos alienta a arrancar sin miedo.
Los chicos llegan con la directora. Les ajustan micrófonos mientras el equipo de arte comienza a
abandonar la ballena tras limpiar nuestras huellas de la arena. ¡Pueden caminar sólo por aquí! Marca
la coordinadora de arte. No se crucen. Pienso en silencio que es exagerado, porque los planos muy
cerrados, pero mejor que ya entremos todos en el modo “set listo”.
12:00 pm
Llega el momento de trabajar en la respiración. Los actores humanos inhalan y exhalan recordando
su entrenamiento y mirando a la ballena. Luz María, quien ha visto crecer a nuestro crustáceo en su
taller de Guayaquil, entra por la boca con una radio en la mano y enseguida todo toma otro ritmo.
La ballena se mueve de manera extraña, ha ingerido un ser humano y su cuerpo parece el de una
boa. ¡Estoy lista! Se escucha en la radio y le ballena está quieta. Se nota que la asistente de dirección
y Luz María ya han ensayado movimientos e instrucciones. La ballena reposa quietecita en su playa.
¡Posiciones por favor! ¡Vamos a rodar! El equipo se dirige a la Base1, en un descanso a la mitad
del acantilado – al fin un poco de sombra – y quedan dirección, cámara y sonido en set.
Junto a la ballena está solamente Kike, que lanza pedazos de hígados y buches de pescado al
aire, hasta el último segundo.
Sonido listo, cámara lista, actores listos, ballena lista. ¡Todo listo, vamos a rodar! Dice Renata
en la radio. ¡Silencio por favor! ¡Vamos a rodar! Rueda sonido, rueda cámara, y Kike corre hacia
nosotros, mientras se instaura el silencio más pulcro que puede haber.
¡Acción ballena!
La brisa del mar se detiene y asistimos a un suspiro profundo en un animal enorme. La voz en la
radio irrumpe: “inhala (en mi cabeza cuento: 1, 2, 3), exhala (1, 2, 3), inhala, exhala... La respiración
toma ritmo, la ballena ha cobrado vida y todo se vuelve surreal.
¡Acción Ariel y Lía!